RELIGVIA - FILIPPO SORCINELLI
RELIGVIA - FILIPPO SORCINELLI
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RELIGVIA - FILIPPO SORCINELLI
Dejo lo que queda…
Reliquia es un término derivado del latín y significa «me voy».
La palabra latina «reliquiae» y la palabra griega «λείψανα» son similares, su significado general es «lo que queda» y la expresión se refiere al cuerpo humano o a una de sus partes.
Con esta palabra, en el contexto cristiano, nos referimos a una parte del cuerpo de Cristo o a un objeto perteneciente a Cristo, o a la Madre de Cristo o a los restos mortales de aquellos que son reconocidos como mártires o santos y, en general, a todos los objetos que han estado en contacto con ellos.
El nuevo perfume de Filippo Sorcinelli, tras su homenaje a Mario Giacomelli con « io_non_ho_mani_che_mi_accarezzino_il_volto » , vuelve a Senigallia para describir un lugar simplemente extraordinario, rico en historia y obras de arte, pero sobre todo guardián de importantes reliquias de la Pasión de Cristo: la iglesia de la Cruz, considerada una de las joyas del barroco italiano. Este oratorio, que data de 1608, fue construido por voluntad de la cofradía del Sacramento y de la Cruz, aún activa hoy en día, de la cual Filippo forma parte con funciones precisas de organista y director artístico.
Reliqvia habla de muros revestidos de madera dorada, finamente decorados con esculturas y relieves, que hablan de los pasos encendidos hacia el gran altar mayor, como un bordado dorado, en cuyo interior se conserva la estatua del Cristo muerto, obra de madera del siglo XVII y visible solo una vez al año.
También desea enmarcar de manera sintética el retablo de Federico Barocci , El traslado de Cristo al sepulcro, una de las obras más bellas del pintor de Urbino, realizada en 1582, cuyo marco también diseñó. Reliqvia es un lugar de encuentro y recogimiento, un lugar para recordar el tiempo que pasa y que se vuelve precioso y auténtico, mensaje de corruptibilidad e incorruptibilidad.
Reliqvia es la huella concreta, la última huella, para describir una existencia viva sobre nosotros, diferente y prodigiosa. Es el armario siempre cerrado, la preciosa custodia de los santos que nos hace entender que el tiempo es valioso y que corre el riesgo de consumirse sin dejar una huella clara en la vida.
Reliqvia es el clavo de la Pasión, incienso estratificado y turbio de los años solemnes y sagrados.
No hay sacralidad si los hombres no la reconocen como tal y no la exaltan en ritos perfectos.
Reliqvia es el espacio sagrado perfecto.
Tocar reliquias, tocar algo que ha estado en contacto con ellas, es una gracia y una garantía: por eso los romanos de la Antigüedad rasgaban los velos que cubrían a los santos mártires y en los que estaban envueltos los cuerpos de los pontífices. Por eso los pontífices estaban envueltos en esos velos. Ante las reliquias, los enfermos mentales sanaban, los poseídos y obsesionados eran liberados, los ciegos recuperaban la vista, los cojos volvían a caminar.
