NOTRE DAME 15.4.2019 - FILIPPO SORCINELLI

NOTRE DAME 15.4.2019 - FILIPPO SORCINELLI

La colección delirante de viaje se enriquece con el segundo perfume, dedicado e inspirado por el terrible evento del incendio de la catedral de Notre-Dame de París, ocurrido el 15 de abril de 2019. Sin embargo, la invitación no es detenerse en esa fecha, sino revelar al mundo la verdadera Esencia.  

Filippo Sorcinelli, conocido como el sastre de los papas, quiso fijar tres momentos principales en el nuevo extracto de perfume: el evento desencadenante, el agua sobre las piedras y la esencia que permanece.    

La catedral de Notre-Dame es sin duda uno de los edificios sagrados más conocidos y visitados del mundo. Filippo tuvo el privilegio de acceder a lugares inaccesibles para el turismo y captar imágenes, olores y valores inesperados.

¿Pero cuál es la esencia de la Catedral?  Inmediatamente se tiende a creer que solo desprende un fuerte olor a incienso. ¡Nada más incompleto! El olor de Notre-Dame no es incienso. Hoy, es ese instante de humo el que marca la historia. También es el agua que desborda las piedras, que baja hasta los costados del órgano. Hoy, es un vistazo a las bóvedas que dejan entrar la luz del cielo nublado. Es el perfume de la vida ininterrumpida, del Alma intacta, es la Cruz de oro que brota. Es la Verdad que avanza.  

Notre-Dame 15.4.2019, la esencia misma, será un modesto apoyo a la Maîtrise, el grupo de cantantes y músicos que preserva el invaluable patrimonio musical sagrado de la catedral. Las ganancias de las ventas se destinarán a la asociación Música Sagrada, para apoyar su actividad y misión, actualmente fuera de su sede.  

Como siempre, se ha prestado especial atención al embalaje: el tapón del frasco, un monolito de madera quemada, evoca el momento trágico del incendio, sobre el cual está grabado el nombre del perfume. Al abrirlo, se descubren las cuatro « alas » características, pintadas y firmadas directamente por Filippo Sorcinelli, con símbolos, colores y características estilísticas propias de la catedral de París: cuatro verdaderos pequeños « cuadros » que remiten a una obra de arte única, auténtica y exclusiva.